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domingo, 13 de diciembre de 2015

Sólo tú puedes salvarte a ti mismo.

Sólo fue un año, hasta que comprendí que yo era la única que podía ponerle fin, que estaba en mis manos (literalmente, como descubrí más tarde) acabar con todo.
Al principio, no entendía nada... Me pareció todo muy repentino. Pero ahora que echo la vista atrás, me doy cuenta de que no, que, aunque con mucha menos frecuencia e intensidad, ya lo había sufrido desde pequeña en el autobús de camino al colegio. Siempre hacían referencia a lo mismo: lo poco agraciada que me encontraban. Palabras como “fea” o “Repu” (Repu “la Cerda”, creo recordar, un personaje de “Cruz y Raya” interpretado por José Mota) se habían repetido muchas veces para definirme y ofenderme. Cuando tienes ya cierta edad, aprendes a pasar, a ignorarlo, o simplemente subes el volumen de la música... Pero cuando tienes diez años y te lo gritan al oído, es imposible escapar, o lo fue para mí, y es muy duro cuando no tienes a nadie que te apoye y sólo eres una niña que no entiende qué coño le pasa al mundo, o qué le has hecho, y no llegas a ninguna conclusión.
Ese comportamiento se redujo con el tiempo. Sí, claro que aprendí a pasar, y su respuesta fue la misma: ir pasando de mí. Por suerte. Pero se cerró ese frente y se abrió otro, y si en el autobús sólo tenía que aguantar el tiempo que tardaba en llegar al colegio y la respectiva vuelta a casa, aquí eran varias horas diarias. Mi clase.
Todo empezó a la semana o así de empezar tercero de secundaria (allá por 2007), cuando fuimos de excursión a una central eléctrica. Sólo fue una palabra, “guapa”, y no tenía ni idea de a qué venía... Se habían ocupado ya tiempo antes de dejarme claro que no era esa la opinión que tenían de mí, pero aún así les ignoré y traté de seguir a lo mío. Lo siguieron repitiendo todo el día, y toda esa semana. Y sí, me sentí muy ofendida. Obviamente, hablé de ello con mis padres, que me dijeron que una no puede ofenderse por un piropo... Pero no era un piropo, no se trataba tanto de lo que decían, sino de CÓMO lo decían, de las risas que iban antes y después de soltarlo, del tono de burla, los codazos al compañero de al lado...
Con todo, traté de seguir ignorándolo, pero se volvió costumbre entre ellos decirlo mínimo una vez al día, todos los días... El tiempo fue pasando, y la situación no mejoró en absoluto. Llegaron a hacer comentarios como “Si me chupas la polla, me lío contigo”, e incluso a acusarme de “robos” porque una familiar lejana dirigía el colegio en ese momento (que ya me diréis qué coño tendría que ver yo en eso, pero bueno), y repetir cada poco que yo estaba enchufada y por eso aprobaba (fue el año que más asignaturas suspendí en el instituto, unas tres o así por trimestre, así que ya veis qué enchufe podía tener). Nunca llegaron a la violencia física, sin embargo.
Recuerdo un día concreto, en la clase de Inglés... Antes de conocerle, el profesor en cuestión no me caía especialmente bien, pero al empezar las clases, cambié de opinión y hasta le cogí cariño... Pero, volviendo al tema, estábamos en clase, y volvieron a meterse conmigo, delante del profesor y sin cortarse un pelo... No sé qué tenía ese día de especial, o por qué pasó... Pero me rompí. La presión pudo conmigo, y me rompí. Me eché a llorar en mitad de clase porque no podía más, no podía, no quería entender qué cojones estaba pasando, por qué, de repente, habían decidido que era divertido meterse conmigo y lo habían hecho costumbre. Le agradecí en silencio al profesor en cuestión que saliera en mi defensa, aunque no sirvió para nada, para absolutamente nada... Porque, cuando se fue, la situación no había cambiado.
No, no toda la clase se metía conmigo, yo me llevaba bien con algunas personas (de las cuales, hoy en día sólo mantengo el contacto con una), pero no recuerdo haber oído a nadie decirle a los “guays” que me dejaran en paz, que no se metieran conmigo... Recuerdo algunas palabras de apoyo de vez en cuando, pero siempre en voz baja.
Yo aguanté porque tenía gente que me apoyaba mucho en otra clase, y cuando estaba con ellas, solían dejarme en paz (la gente de aspecto gótico siempre ha inspirado cierto temor, no sé por qué). Era el único momento de respiro allí, el del recreo.
El curso acabó, y llegó el verano. Genial para mí, ya no tenía que ver a la gente que me había hecho daño... No contaba con que podía haber más personas que fueran a comportarse de manera similar, pero lo hicieron, y me demostraron que no se puede confiar en la gente sólo porque la conozcas desde hace mucho tiempo, ya que en cualquier momento pueden pegarte una puñalada. El suceso en cuestión fue la broma más cruel que me han gastado nunca, yo me la creí entera (tonta de mí, claro, porque tenía que haberme dado cuenta de que era imposible la situación) y pasé una de las tardes más angustiosas de mi vida. Y ahí fue cuando tomé la decisión firme de que A TOMAR POR CULO TODO Y TODOS. Estaba más que harta de no poder confiar en la gente, de no poder estar tranquila incluso en lugares en los que debería. Pues se acabó.
Nunca más.
Septiembre volvió, y empezó otro curso, pero yo ya no era la misma... Claro que eso nadie lo sabía. Un día, estaba reclinada sobre mi mesa, copiando algo en un cuaderno cuando ya había acabado la clase, y llegó un chico por detrás y me golpeó en la espalda... Y algo hizo “clic” en mi cabeza. Según él siguió avanzando y se puso delante de mí, le solté una bofetada. Se apartó justo a tiempo, y sólo le rocé con las puntas de los dedos, pero el mensaje le debió de quedar claro, y lo que hice debió de correr como la pólvora y avisar al resto de “guays” de que ya no era posible meterse conmigo como antes habían hecho, porque estuvieron prácticamente sin dirigirme la palabra una semana entera, y ese año fue bueno, pero es triste que una tenga que imponerse de esa forma para que la dejen en paz.
No dejaron de meterse conmigo del todo, claro (la gente que es gilipollas, no deja de serlo de un día para otro) pero las palabras cambiaron y pasé a ser “la satánica”, porque iba normalmente de negro o colores oscuros y me gustaban el rock duro y el heavy metal, pero no tuvo nada que ver con el continuo ensañamiento del año anterior.

En aquel entonces, lo que hoy en día se conoce como “bullying”, sólo eran cosas de niños. Sí, claro que había habido casos de niños que habían tenido que cambiarse de colegio, incluso había salido algún que otro caso extremo de un chaval que se había suicidado por culpa del acoso, pero ni de lejos tenía la “importancia” o el seguimiento que tiene ahora.
“Cosas de niños”, decían... ¿Y en qué momento dejan de ser cosas de niños para convertirse en algo más? Porque con catorce y quince años, ya no son niños, son personas PLENAMENTE CONSCIENTES de lo que están haciendo.
“Díselo a los profesores”, “Díselo a tus padres”... ¿De verdad creéis que eso sirve realmente para algo? Eso que contestan siempre los niños de “Si digo algo, me harán algo peor” no es mentira, porque los abusones no están dispuestos a “dejar de lado su diversión sólo porque no está bien.”
He conocido a más gente que ha pasado por situaciones similares y ha reaccionado de la misma forma que yo, y he llegado a la conclusión de que la única persona que puede cambiarlo es uno mismo. La ayuda externa de alguien con “autoridad” rara vez sirve para algo.
Yo tuve la suerte de que “sólo” tardé un año en darme cuenta, pero aún hoy me duele acordarme de eso, y todavía tengo problemas de autoestima. Hoy, ocho años después.

jueves, 30 de julio de 2015

A mi Fantasma.

Monstruo, o eso decía ella.
Pero él no era un monstruo, sino un genio enmascarado que transformó su alma en música y se la entregó a ella, para que le diera vida con su voz.
Pero Christine prefirió el mutismo, matando así su obra, su genio, su alma.
¿Quién es aquí el monstruo, entonces?

¿Cazador o presa?

Cuando nuestras miradas se cruzaron,
los papeles de cazador y presa se desdibujaron
y ambos fuimos
las dos cosas.

jueves, 18 de junio de 2015

Mascarada.

El baile da comienzo, y mi acompañante me observa a través de las dos rendijas de su antifaz.
-¿Por qué no llevas máscara? –me pregunta, entre intrigado y molesto. Todo el mundo me mira, soy la nota discordante.
-¿Quién dice que no la llevo? –replico, con una gran sonrisa feliz, mientras por dentro me sé rota en mil pedazos y náufraga en un mar de sombras.

jueves, 11 de junio de 2015

Amanecer contigo.

Escribí esto hace tiempo, no sé por qué no lo había colgado. Está inspirado en la canción «Si Amaneciera», de Saratoga, y en un breve delirio fruto de la falta de sueño. Y sí, ya sé que lo que he escrito no tiene nada que ver con la letra de la canción.



A estas alturas de la noche sólo sé que no quiero amanecer sin ti. Nunca.
No quiero despertarme sola, ni con otro, ni con otra.
No quiero tocar las sábanas y sentirlas frías, sino húmedas de ti.
Quiero abrir los ojos y ver tu pelo enredado entre mis dedos, tu sonrisa aún colgando de los hilos de un sueño, tus manos ávidas recorriendo a ciegas mi cuerpo.
Quiero tenerte aquí porque no es que yo me niegue a amanecer sin tu voz, que también, es que sin ella, Bestia mía, sin ella no sale el sol.



miércoles, 20 de mayo de 2015

Cuentos con "final feliz".

-Vamos a jugar a un juego –dice, entre beso y beso. Se me escapa una risita.
-Creí que eso era lo que estábamos haciendo –replico, atrapando su labio inferior de nuevo.
-No, no, digo a uno de esos de rol –me empuja contra la pared mientras me acaricia un pecho y yo suspiro contra su boca-. Tipo "Caperucita y el Lobo".
-¿En serio? –me río otra vez, pero aunque me suena un poco zoofílico, no me disgusta la idea-. ¿Y tú serás el Lobo?
-Claro.
-¿Y me cazarás?
-Exacto –me besa con más fuerza.
-¿Y qué piensas hacer cuando lo consigas? –pregunto, clavando mis ojos en los suyos y desafiándole con la mirada. Me sonríe como si hubiera estado esperando la pregunta.
-Primero, te besaré mientras te quito la ropa –contesta, sin apartar la vista, y mete la mano bajo mi camiseta para acariciarme la piel del costado, que se me eriza al instante-. Luego, cuando estés aturdida, me abalanzaré sobre ti, saboreando el olor de tu perfume y sintiendo el correr de la sangre por las venas de tu cuello, y de vez en cuando lameré tu cuerpo atrapado bajo mis garras para aumentar tu agonía. Finalmente, como buen depredador, abriré mis fauces y te someteré.
»Eso es lo que haré, y disfrutaré de cada segundo.
"Creo que me van a gustar estos juegos", pienso, mordiéndome el labio inferior.
-¿Quieres saber qué haré yo? –pregunto, y aunque parece ligeramente sorprendido, asiente lenta y seductoramente mientras vuelve a besarme; bajo las manos hasta el botón de sus vaqueros, y lo desabrocho-. Te acariciaré mientras me follas, gemiré bajito en tu oído y te besaré con fuerza para ahogar mis gritos de placer. Pero, cuando me corra, clavaré mis uñas en tu culo y tu espalda, y cuando acabe, no sabrás quién fue el Lobo y quién Caperucita.
»Y lo mejor para ti es que te correrás tan fuerte cuando eso pase, que el "bosque" entero vibrará con tus aullidos.
Me mira fijamente, y aprecio que su sonrisa no es la misma, sino que parece más afilada. Sus ojos verdes se vuelven amarillos, y empiezo a notar un pelaje suave bajo mis manos.
-A ver cómo lo haces –dice, lanzándose a por mí.



"¡AAAAAAAAAAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUU!"


jueves, 30 de abril de 2015

Felicidad, lo llaman.

Ya tiene que hacerme hasta gracia lo mucho que has descolocado mi mundo.
Me he enredado en tu sonrisa y me ha enamorado tu pelo… ¿o es al revés? Sí, es al revés.
No sé qué me has hecho, pero ahora canto por las esquinas, las rotondas y los puentes, y dejo que mi mirada vague y se detenga en cada flor del camino cuyo tallo me recuerde al verde de tus ojos. Me tumbo de lado en la cama, dejando un hueco a mi espalda para que me abraces cuando salgas de mis sueños y me recorras la piel con la punta de los dedos.
Miro al cielo y reconozco la suavidad de tu voz en cada nube y cuento las estrellas de tus lunares, pensando en las ganas que tengo de cambiar los besos del Sol por los tuyos, y las caricias del aire por las de tus manos inquietas.
Y es que me has descolocado del todo. Te has colado en mi vida como si nada, has tocado los botones correctos y ahora aquí me tienes, sin saber si soy tigresa, gata, koala o un charco cada vez que me besas.

miércoles, 22 de abril de 2015

Pensamientos de un Bic.

Úsame…
Hazme bailar mientras me desangras.
Hazme susurrar mientras me arrastras.
Haz que transforme lo que bombea tu corazón en palabras.
Úsame.
Úsame, porque él te dijo que te volcaras en estas páginas,
Porque te instó a que dejaras que tu inspiración las hiciera vibrar.
Así que úsame y hazle caso.
No puedes escribir sin mí…
Por tus venas no corre tinta, pero por la mía, sí.

martes, 24 de marzo de 2015

Dedicado a mi Nalla. Nunca pienses que no vales para esto.

El arte no conoce límites.
La poesía es arte, y no puedes acotarla con una norma porque dejaría de serlo.
Tú eres (y haces) poesía, y que le jodan a quien diga lo contrario.

domingo, 8 de marzo de 2015

Gente rota.

"Sabes que va a doler. Lo sabes. Pero lo esperas casi con ansia, quieres que el golpe llegue ya para que se pase cuanto antes y puedas empezar tu recuperación. Otra vez. Otra puta vez.
¿Y no será que eres masoquista? Porque realmente lo pareces. Quién sabe, quizás este tipo de morbo te guste, quizás te hayas hecho adicta a pasarlo mal. ¿Pero por qué? ¿Por qué no puedes simplemente alejarte? Pues porque no te da la gana, sencillamente, porque quieres ver cómo acaba todo, pero ¿sabes qué? Te haré un spoiler: tú, bien jodida. Otra vez. Otra puta vez.
Pero  ahí sigues, sabiendo que el final será ese y sin querer cambiarlo. Eres la resignación en persona, o quizás sólo otra gilipollas que espera que la vida se compadezca un poquito de ella y deje de hacérselo pasar mal de una vez, que deje de romperla."

Hay quien dice que la gente rota es más hermosa, porque sonríe con más ganas, vive con más ganas, siente con más ganas… En fin, todo con más ganas. ¿También quiere morirse con más ganas? Pregunto. Yo no sé dónde está la belleza en alguien que no encuentra una razón para levantarse por las mañanas, que se echa a llorar sin motivo y por cualquier cosa, que se ilusiona con nada aún sabiendo que se va a volver a romper. ¿Dónde está la belleza ahí? ¿Dónde coño está? Yo no me siento bella, no soy capaz. Además, ¿cuántas personas quieren realmente algo roto, eh? ¿Cuántas personas están dispuestas a soportar que el agua se escurra por el agujero de la copa y les moje la ropa?
Os gusta la gente rota porque creéis que podéis arreglarnos, que podéis devolvernos a nuestro estado original. Desengañaos, porque no es así. No sois Dios, y, personalmente, no creo que Dios fuera capaz de hacerlo tampoco. Las cicatrices permanecen aunque la herida haya sanado, y siempre se recuerda aquello que te provocó dicha cicatriz con más o menos dolor. Siempre.


sábado, 21 de febrero de 2015

Sabe demasiado...

Sabe demasiado, así que no me ha quedado más remedio que atarla al cabecero de la cama para que nadie pueda intentar sonsacarle nada. Le he contado mis secretos, mis penas, mis alegrías, mis planes –tanto los del finde, como los de dominación mundial–, ha escuchado todos mis pensamientos y ha visto mis sueños, pero nunca ha dicho una palabra en respuesta. Ha recibido mis besos, pero no me los ha devuelto. La he bañado con mis lágrimas, y me las ha secado con un pañuelo húmedo. Hemos dormido juntas, y siempre ha velado mis noches. Lo sabe todo de mí, y nunca se ha quejado… Pero me da miedo que hable, que se lo cuente a alguien… Por eso no puedo permitir que se marche. Siempre puedo pegarle un tiro, pero creo que eso no arreglaría nada… Podría hacerme con una nueva, pero es que esta me gusta mucho... Sí, sabe demasiado... Pero es mi almohada y tendré que confiar en ella. Además, siempre puedo amenazarla con dejarla en un armario y que se la coman las polillas si intenta algo.

miércoles, 18 de febrero de 2015

"Los vivos hacen más daño que los muertos."

Natalie salió del Ayuntamiento y se dirigió a la camioneta de Henry para recoger su equipaje.
-No sabes lo que haces, niña –dijo el hombre, mientras cogía la maleta más grande y la dejaba en el suelo.
-No tengo otra opción –replicó ella, con cansancio. ¿Otra vez con lo mismo? No es que ella fuese la persona más feliz del mundo por tener que quedarse a vivir sola en una casa en la que había muerto gente; aunque nunca se había topado con un fenómeno paranormal, estaba convencida de que aquel era el sitio ideal para una primera vez. Y no le hacía ilusión. Pero como habían dicho dentro, no había ni un puñetero sitio libre en todo el puñetero pueblo. Puñetas.
-Tú no crees en nada de esto, ¿verdad? –susurró Henry, apoyándose en el lateral de su coche con los brazos cruzados y la mirada sombría-. No crees que existan los fantasmas, aunque sean ellos quienes mantengan en pie tu puesto de trabajo.
Natalie le miró a los ojos durante dos segundos, tratando de averiguar qué demonios estaba tratando de conseguir el tipo. ¿Quería asustarla? Mierda, ya estaba bastante asustada ella solita, muchas gracias.
-De momento no he visto ninguno, señor Richardson –dijo, tratando de no sonar grosera, aunque realmente tenía muchas ganas de soltar una palabrota-. Y si algo he aprendido en New Clarence y en Paranormal Exists es que sólo debo creer en lo que puedo ver, y que los vivos hacen más daño que los muertos –tuvo que tragar saliva al decir eso, pues no pudo evitar que una imagen de Josh tendido sobre el pavimento mojado, ahogándose en su propia sangre, cruzara su mente. Antes de que Henry pudiese interrumpirla, siguió hablando-. Pero le aseguro que si hay algún fantasma en la Mansión, lo encontraré… Y puede que hasta le haga una entrevista.
La burla contenida en sus palabras hizo que el hombre entrecerrase los ojos.
-En tal caso, le deseo buena suerte, señorita Thomas –dijo, fríamente, y después señaló con un robusto dedo hacia la izquierda del Ayuntamiento-. La Mansión está a las afueras del pueblo, en esa dirección.

lunes, 16 de febrero de 2015

Cambios.

Ves un recuerdo, y cierras los ojos porque sabes que va a doler. Esperas que lo haga, que te destruya un poquito más... Esperas... y esperas... Pero no pasa nada. Abres un ojo, preguntándote por qué no duele, por qué no estás sintiendo cómo el pasado se abalanza sobre ti y te aplasta. Abres el otro, porque nada tiene sentido. No duele, no quema, no ahoga. 
¿Por qué? 
Porque ya no eres la misma persona. Porque lo que antes te hería, ahora apenas te roza. Porque has aprovechado la oportunidad que te ha dado el tiempo para avanzar, y has dejado el pasado atrás. Porque has decidido que tú eres más importante, y que vivir en los recuerdos no es sano. Has empezado a preocuparte por el ahora, y no por lo que ya fue.
Y entonces sonríes sabiendo que has ganado esa guerra, pero sin ser tan arrogante como para pensar que no habrá ninguna más.
Así que prepárate, y no dejes de avanzar.

sábado, 14 de febrero de 2015

El amor de Helena.

La culpabilidad suspiró tras los ojos de Helena mientras las llamas reducían Troya a escombros y cenizas. Había sido su amor el que había acabado con tan poderosa ciudad, el que había destruido miles de vidas y había entregado otras tantas almas a Hades, hasta el punto de que Caronte se estaba planteando demandar a Afrodita por explotación laboral.

domingo, 8 de febrero de 2015

Abstracción.

-Te abstraes a menudo y te encierras en tu mundo de fantasía –me reprochó, como si fuera algo malo.
-Sí, claro –repliqué, con una sonrisa llena de la obviedad que él no era capaz de ver- Es que es un lugar maravilloso. Ojalá pudierais verlo.
-¿Querrías que viésemos tu mundo? –su pregunta estuvo a punto de ofenderme. A punto. En cambio, sólo puse los ojos en blanco antes de responderle.
-No, mi mundo es mío. Yo quiero que veáis los vuestros, que entendáis que ahí dentro todo es posible –señalé su cabeza, pero él no pareció entender a qué me refería, así que señalé la mía propia- Aquí dentro soy un águila, y un dragón. Soy Hércules, y la mujer más hermosa del mundo. Un esqueleto sin sonrisa, una pluma que cae en el vacío y sigue cayendo eternamente. También soy el viento y las nubes. Me he acostado con Brad Pitt, y Leo Jiménez me ha susurrado una balada al oído. Tengo la voz más bonita del mundo, y puedo cantar sin que se desate una ciclogénesis explosiva. Soy yo. Soy todo. Soy nada. Nado, vuelo, repto, corro y hago la croqueta. Aquí, no tengo límites. Aquí, mi único límite soy yo.
»Dejo que un carro tirado por doce unicornios liderados por una tortuga me lleven allí cuando me agobio, o cuando la realidad me resulta triste y aburrida. A veces me llevan sin mi permiso cuando estoy distraída, y entonces parpadeo y ya no estoy en el metro, sino volando sobre un mar escondido en mitad del desierto; la biblioteca desaparece a mi alrededor cuando de entre los libros posados sobre los estantes comienzan a brotar flores con olor a invierno, o cuando el fauno del museo cobra vida y me invita a una bacanal dentro de un anillo de setas.
En serio, no sabéis lo que os estáis perdiendo con esa tontería de vivir siempre fuera de vosotros mismos.

martes, 13 de enero de 2015

La Mansión.

Natalie cerró la libreta, pero dejó el dedo marcando la página por la que iba, y miró una foto de la mansión que se había descargado de internet: era verdaderamente grandiosa... Parecía estar totalmente intacta, lo cual era todo un mérito teniendo en cuenta los años de abandono, y conservaba ese aire majestuoso típico de las construcciones europeas de finales del siglo XVII. A pesar de todo, también tenía un aire inquietante: los grandes ventanales parecían cuencas vacías que miraban directamente a los ojos de quienes las observaran; la ennegrecida piedra gris de los muros le otorgaba un toque siniestro al conjunto de gárgolas que vigilaban desde el tejado y los balcones, y el descuidado jardín parecía querer esconder todas las desgracias que habían ocurrido allí. La enorme puerta de la verja, que prohibía el paso a toda persona ajena a la propiedad, había perdido la mayor parte de la pintura negra que la recubría, y se había oxidado. En general, parecía que la gran mansión pedía a gritos que nadie se acercara a ella.

«Tétrica» pensó Natalie, concentrada en la fotografía. «La palabra adecuada para describirla es tétrica».

Volvió a guardar la foto en la libreta, y ésta en el bolso; después, se recostó contra el asiento, inspiró profundamente y soltó el aire con lentitud. Esperaba no encontrarse con fantasmas de verdad en aquella casa, realmente lo hacía, porque ¡por Dios! ¿Cómo demonios iba a enfrentarse a uno? ¡Eso no se lo habían enseñado en la revista! De hecho, la verdad era que en «Paranormal Exists» había muy poca gente que realmente creyera en cosas de ese tipo… Lo cual, si uno se paraba a pensarlo, era bastante deprimente. Que ella recordara, nunca habían tenido un suceso paranormal real, sino que todos habían sido montados por especialistas con un ordenador… ¿Qué iba a hacer si esos seres existían? ¿Y cómo se manifestaban realmente? ¿Cuáles eran sus señales más típicas? 

«Mierda» se dijo, abatida. Aquella mansión sí parecía embrujada, y, si sólo verla en una foto ya le ponía los pelos de punta, no quería ni pensar en lo que le pasaría cuando la tuviera delante de sus narices. Natalie maldijo para sus adentros, tratando de no escandalizar al hombre que estaba sentado a su lado, aunque… Sí, lo más probable es que el tipo no se enterase de nada, porque estaba profundamente dormido. Ella suspiró y volvió a centrarse en el trabajo: todo el mundo en Northmanville aseguraba haber visto u oído algo extraño en los alrededores de la mansión, al menos una vez en su vida… Lo cual aumentaba las probabilidades de encontrarse con un fenómeno paranormal ¿a cuánto? ¿A un noventa por ciento? Eso, o alguien le contagiaría su locura y acabaría viendo gnomos verdes montados sobre unicornios moteados.

«Mierda».

Tendría que armarse con una aspiradora o algo, como Christina Ricci en «Casper», o quizás poner en marcación rápida el número de los «Cazafantasmas», por si acaso. ¿Cuál era…?
«Echa el freno, muñeca» pensó, de repente «¡Son fantasmas! Se supone que traspasan paredes, así que, en teoría, no pueden hacerte daño».
Pero eso no la tranquilizó en absoluto, así que se repitió varias veces que, quizás, todo fuera una invención de los vecinos, que querían ver y oír cosas que, en realidad, no existían. 
«Ya, ya… ¿Y todos, absolutamente todos, están paranoicos? No te lo crees ni tú, guapa» dijo una vocecilla interior que le crispó más los nervios. Definitivamente, debería dejar de comerse la cabeza, o acabaría volviéndose majareta. Aunque también podría ser que se lo hubieran inventado todos con la finalidad de atraer más turistas; había que valorar todas las posibilidades…

sábado, 10 de enero de 2015

«Je suis Charlie.»

«Je suis Charlie.»
Parece que lo decimos y se nos llena la boca, que con eso condenamos de pleno el terrorismo.
«Je suis Charlie.»
Pero yo no soy sólo Charlie.
Soy un país dividido por una guerra que, como todas, carece de sentido. 
Soy cada persona que ha muerto por una bala disparada en nombre de la religión.
Soy cada madre que ha perdido un hijo por culpa de un coche o un hombre que llevaba una bomba pegada.
Soy cada niño huérfano porque sus padres estaban en el lugar equivocado justo cuando empezó el tiroteo.
Soy cada hogar destruido por el odio y la intolerancia. 
Soy cada persona que intenta huir de un loco armado que le considera un hereje, y que quiere darle caza en una nueva Cruzada.
Soy cada decapitado por un verdugo que se enorgullece de la sangre en sus manos.
Soy todos los que tienen miedo a expresarse por si son ellos los siguientes en morir.
También soy Charlie.
Soy todos ellos. Soy yo, que no comprendo.

Que se condene al terrorismo por todo, y no por un solo acto.

sábado, 3 de enero de 2015

"Mala suerte, zorra."

Odeth caminó con paso firme entre las ruinas del interior de la catedral; no muy lejos, Satán brincaba de un lado a otro mientras cazaba ratas, más por diversión que por hambre. Había decidido llevarle a aquella “misión” porque estaba segura de que iba a resultarle muy útil. Odeth sonrió con maldad. Su fuente habitual le había informado de que una de sus víctimas solía pasear por allí a menudo, la mayoría de las veces acompañada de un grupito de turistas curiosos, pero otras, como aquella, completamente sola. La había visto salir del pueblo, cargada únicamente con una mochila y un bastón de senderista, y se había adelantado para esperarla entre aquellas ruinas, totalmente dispuesta a darle la sorpresa de su vida... Mejor dicho, la última sorpresa.
Ah, sí, la pequeña Mandy moriría ese día. Aquella maldita zorra se había dedicado a hacerle la vida imposible durante demasiados años, y ahora había llegado el momento de que saldase su deuda con su sangre.
Vio a Satán quedarse quieto durante un par de segundos, mirando hacia una de las aberturas más grandes de los muros de la ruinosa catedral, y supo que Mandy estaba al caer. El tigre negro dio un poderoso salto desde el agujero en el que se encontraba, y se subió al altar, tras el que se ocultó; por su parte, Odeth, con una macabra sonrisa, se sentó sobre la mesa de mármol, a la espera.
“Esto va a ser muy divertido” dijo Tenia, en su mente, con tono cruel, en cuanto vio entrar a una chica delgada, morena, y más bien bajita.

Lo primero que hizo Odeth nada más verla, fue soltar una gran carcajada de felicidad, lo que provocó que la recién llegada diese un brinco, y retrocediera un paso. En ese momento, Satán salió de su escondite, y en dos saltos se colocó tras ella, impidiéndole la retirada y mostrándole sus largos y afilados colmillos. Mandy se cayó de culo sobre el arroyo que había un poco más abajo, y Odeth aprovechó su oportunidad; dejando que Tenia la poseyera sólo en parte, hizo brotar dos alas negras de su espalda, y se impulsó, levantando el vuelo y dejándose caer con un suave y amplio planeo sobre su víctima.
-Hola, Mandy –dijo, mirándola a los ojos con odio, sonriendo como la depredadora en la que se había convertido. La chica apenas podía contestar, tan impresionada estaba.
-¿Wi-Williams? –consiguió decir. Odeth sonrió más.
-Sorpresa, zorra –dijo la pelirroja, a la vez que desenvainaba sus dos afiladísimas dagas, y le clavaba una en cada brazo, hundiendo la punta en la roca que había debajo, anulando cualquier posibilidad de huida. La morena chilló como un cerdo-. Quiero que sepas que vas a sufrir tanto, que me vas a suplicar que te mate... Pero adivina qué... No lo haré. Te dejaré aquí, mientras agonizas... Espero que en tu próxima vida recuerdes que no debes joder a nadie, porque puedes encontrarte con otro como yo, otro que decida tomarse la justicia por su mano...
Con una de sus garras, cortesía de su demonio interior, le hizo un profundo corte que iba desde el pecho hasta el abdomen. Mandy seguía chillando, aterrada. Odeth reía con cada gota de sangre que veía caer; chasqueó los dedos, llamando silenciosamente al tigre.
-Toda tuya –dijo, dirigiéndose de nuevo hacia el altar.
“Seguramente, esto sea lo más parecido a sentirse Dios” pensó, ladeando la cabeza mientras veía a Satán devorar el cuerpo de la chica, que seguía chillando. Pero nadie la oiría, nadie correría a salvarla.
“Mala suerte, zorra” dijo Tenia, riéndose.

jueves, 1 de enero de 2015

2015

Me voy a saltar las convenciones sociales:

No os deseo un feliz año, sino que viváis con toda intensidad esta nueva etapa, que la aprovechéis bien, que no dejéis pasar ni una sola oportunidad de ser felices, y, por supuesto, que podáis ver como mínimo el comienzo del año que viene.

No os deseo felicidad, sino la capacidad de lograr todo aquello que os propongáis, de apreciar cada detalle de cada día, y de mantener a vuestro lado a personas que merezcan la pena.


Dicho esto, que os aproveche el roscón ;)

Mi tierra.


Tierra de bestias, de hombres y de dioses. Tierra de nadie y de unos pocos. Mi tierra, aunque yo no lo sepa. Dime, Tierra mía, ¿me acogerás otra vez? Mi alma aún te recuerda, aunque mi mente y mis ojos te hayan olvidado. ¿Aún me guardas una parte de ti? Prométeme que volveremos a vernos, que tú sigues ahí, y no te han tragado el mar ni el tiempo. Deja que mi barca llegue de nuevo a tus orillas de arena blanca...

Ah, Hogar, mi hogar... Que la luz de tus estrellas me lleve de vuelta a tu seno, que tu viento empuje mis alas, y tu voz me susurre historias de otros tiempos antes de dormir.
Déjame volver a ti.

Tierra, mi tierra, allí donde la Muerte no se atreve a llegar, pues estás tan llena de vida que las Parcas se convertirían en cenizas antes de terminar de cortar tus hilos.
Y, aún así, eres el lugar que los grandes reyes eligen como último reposo, paraíso perdido donde Arturo descansa con Excalibur... Y es en ti, en ti y sólo en ti, donde yo quiero dormir mi sueño eterno.

Así, cuando deje de respirar y se detenga mi corazón, enterradme en Avalon.