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jueves, 1 de enero de 2015

Mi tierra.


Tierra de bestias, de hombres y de dioses. Tierra de nadie y de unos pocos. Mi tierra, aunque yo no lo sepa. Dime, Tierra mía, ¿me acogerás otra vez? Mi alma aún te recuerda, aunque mi mente y mis ojos te hayan olvidado. ¿Aún me guardas una parte de ti? Prométeme que volveremos a vernos, que tú sigues ahí, y no te han tragado el mar ni el tiempo. Deja que mi barca llegue de nuevo a tus orillas de arena blanca...

Ah, Hogar, mi hogar... Que la luz de tus estrellas me lleve de vuelta a tu seno, que tu viento empuje mis alas, y tu voz me susurre historias de otros tiempos antes de dormir.
Déjame volver a ti.

Tierra, mi tierra, allí donde la Muerte no se atreve a llegar, pues estás tan llena de vida que las Parcas se convertirían en cenizas antes de terminar de cortar tus hilos.
Y, aún así, eres el lugar que los grandes reyes eligen como último reposo, paraíso perdido donde Arturo descansa con Excalibur... Y es en ti, en ti y sólo en ti, donde yo quiero dormir mi sueño eterno.

Así, cuando deje de respirar y se detenga mi corazón, enterradme en Avalon.