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jueves, 5 de septiembre de 2019

"Riqueza."

Tengo pocas cosas con valor meramente económico.
Lo mío es coleccionar recuerdos.
Tengo la firme creencia de que estos no se devalúan, aunque la persona o personas que ayudaron a crearlos ya no estén, de un modo u otro.
Pero esa felicidad, aun teñida del suave polvo gris del paso del tiempo, o la añoranza, ahí persiste.
Aún nos hacen sonreír.
Aunque después puedas pensar que todo lo demás salió mal.
Ahí queda ese recuerdo, esa suave dicha o esa feroz alegría, cuyo eco resuena en los huesos, en la memoria, en el alma.
Por eso muchas veces me detengo a acariciar con suavidad una de mis bolas de nieve, inundándome con las imágenes que me evoca el pensamiento de su adquisición.
Por eso huelo los libros antiguos, esperando que las palabras no escritas de su historia me cuenten lo que el autor no quiso escribir.
Por eso prefiero pegar una taza rota antes que tirarla, aunque sólo sea porque aún puedo oler ese café que me hicieron y no me tomé.
Por eso veo una película o escucho un disco en bucle... Sintiendo renacer todas las sensaciones de la primera vez, y me maravillo descubriendo detalles que me habían pasado desapercibidos en las cien ocasiones anteriores.
Por eso, prácticamente nada de lo que tengo posee un auténtico valor económico.
Pero en recuerdos, créeme, soy millonaria.

lunes, 26 de agosto de 2019

"El último, y me acuesto."

No, no te vayas todavía.
Por favor.
Sé que es tarde, que mañana madrugas mucho, que tienes mil planes y necesitas ese merecido descanso.
Pero, por favor, no me dejes aún.
Quédate un ratito más.
Sé que quieres que te cuente más de mí, que quieres saber todo lo que recorre mi cuerpo incluso cuando nadie me mira...
Por favor, por favor.
Te prometo que te haré soñar cuando acabemos.
Te prometo que éste será el último capítulo, y después podrás ir a dormir.
O no.
Quizás nos quedemos aquí, tú y yo, hasta que salga el sol.
Como pasó ayer.

domingo, 16 de junio de 2019

"Puta."

Hoy he pensado en todas las veces que me han llamado puta.

Como aquella vez en que alguien me llamó puta, y después me dijo que era de una canción de Extremoduro.

De eso hace ya una vida.

Pero los años mejoran el vino y el alma, y si ahora alguien me llamase puta, sólo le diría: pues sí.

Puta, y libre.
Puta, y fuerte.
Puta, y segura.

Pero, sobre todo:
La puta hostia soy, gilipollas.



"Que nada me interesa de alrededor
Y me subo a lo más alto de la locura
Me encuentro a mi princesa hablando con la luna
Echándose carreras a ver quién es más puta."
Extremoduro, "Puta".

jueves, 30 de mayo de 2019

"Insomne".

Esta noche tengo insomnio.
Llevo más de tres horas dando vueltas en la cama, sin encontrar una postura cómoda.
Pero, sobre todo, llevo más de tres horas sin parar de pensar, con el pasado desfilando ante mis ojos con creciente rapidez, cada vez más hacia atrás.
Y veo todas las veces que me han llamado loca.
Todas las veces que me han rechazado.
Todas las veces que me he equivocado.
    Con un libro.
    Con una película.
    Con una talla.
    Con una persona.
Me pregunto qué habrá sido de aquellos que me hirieron, si el karma habrá actuado sobre ellos, o si aún está esperando... O si nunca lo hará.
Me pregunto qué habrá sido de aquellas amigas que me traicionaron.
De aquel novio de ojos azules.
De aquel otro que una vez me pegó.
Me pregunto qué habrá sido de aquellos compañeros que me hicieron bullying.
Me pregunto qué fue de las abusonas del autobús.
Y, mientras me hago preguntas, los errores de mi pasado me pesan cada vez más sobre el pecho, y no puedo respirar.

Y, por fin, veo la luz al final del túnel. O tal vez sólo sea el amanecer.
No sé si alguna vez llegaré a perdonar todo a todas las personas de mi pasado que me hicieron daño de alguna forma.
Lo que sí sé es que puedo perdonarme a mí misma por haber cometido todos esos errores.
Porque he aprendido.
Y, al fin, puedo respirar.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Magia.

¿Te has fijado en ese momento en que una nube, pequeña pero densa, tapa el sol?
Cuando refleja la luz y la divide en delgados haces, y se aprecia cómo éstos parten desde un núcleo, me hace entender un poco mejor a la gente que afirma la existencia de un Dios.

¿Y cuando vas a un pueblo perdido en mitad de la nada, alejado de la civilización?
Ese momento en que te das cuenta, al irse el sol, de que la Vía Láctea no es cosa únicamente de los astrónomos y sus telescopios... Ahí es cuando entiendo a la gente que cree en la Magia.

sábado, 2 de marzo de 2019

Una última vez.

—¿No sería bonito que tuviéramos un pequeño lapso de tiempo cuando morimos para hablar y despedirnos de aquellos que amamos y murieron antes que nosotros? Un tiempo antes de la siguiente reencarnación, si es que llega, para un último abrazo, un último beso... Un último adiós.

—¿Y no crees que sería más bello aún si, al morir, cortásemos todas las ataduras terrenales, como el amor, la nostalgia, o la tristeza? Si pudiéramos simplemente seguir existiendo, pero sin toda la carga emocional que ello conlleva.

—Tal vez... Tal vez sea mejor así, y evitar también el dolor que resurgiría, inevitablemente, tras la nueva separación. Tal vez sea mejor dejar de sentir, pero no concibo, ciertamente, una existencia de esa forma, pues me parecería vacía. Pero, si así fuera, estoy segura de que mis ataduras me pedirían que las apretase una última vez antes de cortarlas.