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lunes, 22 de septiembre de 2014

«¿Preparada?»

-¿Preparada para el concierto? –preguntó él, con una sonrisa nerviosa. Le costaba un poco hablar delante de aquella chica.

-En absoluto –contestó ella, sonriendo, a la vez que negaba con la cabeza-. No estoy preparada, ni quiero estarlo.
»Quiero que me sorprendas, que me erices la piel y hagas que se me salten las lágrimas; que, al oírte, todo lo que piense sea en bailar, gritar, cantar y vivir. Quiero estremecerme con cada palabra, y vibrar a la vez que la guitarra hasta caer rendida al suelo, feliz. Quiero que me hagas sentir viva.

-Eso es mucha responsabilidad –respondió él, inseguro.

-Es lo que todo el mundo debería esperar de la música –ella seguía sonriendo. Confiaba plenamente en las aptitudes del chico.

-¿Y si no lo consigo? –preguntó él. Ella le miró largamente a los ojos, con los labios aún curvados en aquel adorable gesto suyo.

-Vas a conseguirlo, siempre que no tengas miedo de intentarlo –contestó, al cabo de un par de segundos-. Eres capaz de hacer todo lo que te propongas, pero tienes que proponértelo primero.