No voy a hablar de amor,
Ni de tus ojos oscuros,
Tus manos hábiles,
O tu maravillosa voz.
Porque, aunque me hueles a vida,
A canciones susurradas
Al oído al despertar,
A hierba recién cortada
En una mañana de primavera,
Al mar y la arena en verano,
Al lento baile de las hojas
En su caída otoñal,
A la escarcha que cruje
Bajo mis pies en invierno,
Aunque me sabes a sal,
A chocolate y naranja,
A fresas con nata,
A manzana y canela,
Aunque tu voz me transporte
Lejos, muy lejos,
Me lleve de viaje
Y no me cobre por ello,
Me duerma y me despierte,
Me arranque risas y sollozos,
Me vista y me desnude,
Me mate y me resucite,
Aun a pesar de que yo
Ya no sepa vivir sin ti,
No voy a hablar de amor.
Y, como dice Extremoduro,
«Que empiece en "sí" y no en "no".»
«Que empiece en "sí" y no en "no".»